En el programa CCT iniciamos las primeras prácticas de amor y compasión conectando con un ser querido, un ser vivo que nos despierte de forma muy sencilla, sentimientos de cuidado, cariño, amor incondicional y compasión.
La invitación de esta semana es reconocer mediante las señales de nuestro cuerpo cómo el amor y la compasión surgen de forma natural en nosotros, y esto se manifiesta al traer a un ser querido a nuestra mente.
La neurociencia nos ha revelado muchas cosas sobre cómo funciona nuestro cerebro. Dentro de las variadas investigaciones que han estudiado la relación cerebro-corazón, esta semana dedicada al ser querido, hemos descubierto la Ínsula, un área específica del cerebro, hiperconectada con todo el cerebro, pero también conectada a órganos como el corazón y los intestinos.
La ínsula entre otras funciones, nos permite darnos cuenta que sentimos amor y nos muestra sensaciones en las vísceras (como mariposeo), taquicardia y palpitaciones en el corazón.
En nuestra sesión hicimos un experimento inspirado por una investigación de dos universidades de EEUU y comprobamos, en primera persona, que efectivamente es un área asociada a los sistemas de motivación y recompensa, y a la capacidad de reconocimiento de las emociones y empatía. En estos estudios se utilizaron neuroimágenes y fotografías de seres queridos y personas no conocidas.
Aquí compartimos nuestro experimento, con el cual hemos enriquecido y reforzado la idea que estados compasivos y amorosos se reconocen al evocar a quienes queremos mucho, a quienes nos iluminan, nos ofrecen calidez y nos hacen sentir seguros y con sentido de pertenencia.
Con todos ellos practicaremos esta semana. De ellos emergerá la presencia amorosa que queremos cultivar.
Claudia J.
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