Esta semana a resonado y fluido constantemente el ejercicio de parar el proceso de culpa y trato auto ofensivo, esto ha resultado como una fuente liberadora, teniendo en cuenta el sin fin de pensamientos negativos automáticos que surgen en función del error y las propias expectativas, aterrizar en ese proceso identificándome como un individuo que tiene la capacidad de equivocarse y perdonarse hace más llevadero el día a día y a la vez la experiencia de mis propias emociones.
El reconocer la naturaleza humana como un ser que está preparado para la sobrevivencia, coincide absolutamente con la visión de este mundo y las culturas que nos rodean, donde el ego como construcción social determina y desenfoca el camino hacia la felicidad, transformándolo en un círculo vicioso de frustraciones.
Gracias…
Tegualda.
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